martes, 31 de marzo de 2015

Clara Campoamor


Clara Campoamor Rodríguez (Madrid, 12 de febrero de 1988 - Lausana, 30 de abril de 1972) fue una política españoladefensora de los derechos de la mujer y principal impulsora del sufragio femenino en España, logrado en 1931, y ejercido por primera vez por las mujeres en las elecciones de 1933. Tuvo que huir de España a causa de la guerra civil. Murió exiliada en Suiza.
Hija de María Pilar Rodríguez Martínez, costurera, y Manuel Campoamor Martínez, contable en un periódico. La familia paterna procedía de Cantabria y Asturias, y la materna de Madrid y Toledo. El matrimonio tuvo otros dos hijos, de los que sobrevivió Ignacio, que llegó a ocupar puestos de responsabilidad política durante la II República.
En 1898, con diez años de edad, la muerte del padre llevó a Clara a dejar sus primeros estudios para colaborar en la economía familiar. Trabajó como modista, dependienta de comercio y telefonista, y en las oposiciones de junio de 1909 consiguió plaza como funcionaria de segunda clase del Cuerpo de Correos y Telégrafos del Ministerio de la Gobernación, con destinos sucesivos en Zaragoza (unos meses) y San Sebastián (cuatro años). En 1914, ganó con el primer puesto por oposición, una plaza en el Ministerio de Instrucción Pública, lo que le permitió regresar a Madrid, donde fue destinada como profesora especial de taquigrafía y mecanografía en las Escuelas de Adultas. Durante los años siguientes alternó este trabajo con los de traductora de francés, auxiliar mecanógrafa en el Servicio de Construcciones Civiles del propio Ministerio, y secretaria de Salvador Cánovas, director del periódico conservador, maurista, "La Tribuna", trabajo que le llevó a interesarse por la política y a publicar algún artículo.
En 1920 inició sus estudios de bachiller, consiguiendo el título el 21 de marzo de 1923 y matriculándose luego en la Facultad de Derecho, por la que se licenció el 19 de diciembre de 1924. Mientras tanto, había ido participando en algunas asociaciones e impartiendo varias conferencias. Con 36 años, se convirtió en una de las pocas abogadas españolas de la época, y pasó a ejercer su profesión.
Algunas fuentes deducen que sus ideas sobre la igualdad de las mujeres la acercaron al PSOE, que en ese periodo escribiría el prólogo del libro Feminismo socialista de María Cambrils, dedicado a Pablo Iglesias. Pero nunca llegaría a afiliarse a dicho partido, ni aceptó la colaboración de los socialistas con la dictadura de Miguel Primo de Rivera. Sí perteneció, en 1929, al comité organizador de la Agrupación Liberal Socialista, que desapareció poco tiempo después. Clara y Matilde Huici, republicanas y enemigas del régimen de Primo de Rivera, propusieron —sin éxito y probable motivo por el que la abandonaron poco después de ingresar— que dicha Agrupación se desmarcara de la dictadura.
Clara Campoamor mantuvo una gran actividad como conferenciante en la Asociación Femenina Universitaria y en la Academia de Jurisprudencia, defendiendo siempre la igualdad de derechos de la mujer y la libertad política. Trabajó con Martí Jara, amigo de Manuel Azaña en el embrión de Acción Republicana, en cuyo Consejo Nacional figuró al principio. Sin embargo, nunca logró su ideal estratégico: la unión de todos los republicanos y republicanas en un gran partido de centro con Azaña como delfín natural de Alejandro Lerroux.
Después de la rebelión de Ángel García Hernández y Fermín Galán en Jaca, y el proceso contra el Comité Revolucionario, Clara asumió la defensa de algunos de los implicados, entre los que se encontraba su hermano Ignacio.

El sufragio femenino 

Al proclamarse la Segunda República, Clara Campoamor fue elegida diputada (en 1931 las mujeres podían ser elegidas, pero no ser electoras) por el Partido Radical, al que se había afiliado por haberse proclamado éste "republicano, liberal, laico y democrático", constantes de su propio ideario político.
Formó parte de la Comisión Constitucional encargada de elaborar el proyecto de la Constitución de la nueva República integrada por 21 diputados. En dicho organismo luchó por establecer la no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de los hijos e hijas habidos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y el sufragio universal, a menudo llamado “voto femenino”. Consiguió todo, excepto lo relativo al voto, que tuvo que debatirse en las Cortes de España.
La izquierda, con la excepción de un grupo de socialistas y algunos republicanos, no querían que la mujer votase porque se suponía que estaba muy influida por la Iglesia y votaría a favor de la derecha. Por ello, el Partido Radical Socialista enfrentó a Clara con otra reconocida diputada, Victoria Kent, contraria al voto de las mujeres. El debate final celebrado el 1 de octubre fue un acontecimiento. Campoamor fue considerada como la vencedora, y en consecuencia, la aprobación del artículo 36 que posibilitó el sufragio femenino se logró con 161 votos a favor por 121 en contra. Contó con el apoyo de la mayor parte del Partido Socialista —con algunas excepciones importantes como la de Indalecio Prieto—, buena parte de la derecha, casi todos los diputados de Esquerra Republicana de Catalunya y pequeños grupos republicanos como los progresistas y la Agrupación de Defensa de la República. En contra se posicionaron Acción Republicana, el Partido Radical Socialista y, lo que más pudo contrariar a Clara, el propio Partido Radical salvo otros cuatro compañeros.
Ni ella ni Victoria Kent consiguieron renovar sus escaños en las elecciones de 1933. En 1934, Clara Campoamor abandonó el Partido Radical por su subordinación a la CEDA y los excesos en la represión de la insurrección revolucionaria en Asturias. Pero cuando ese mismo año, intentó (con la mediación de Santiago Casares Quiroga) unirse a Izquierda Republicana (fusión de radicalsocialistas, azañistas y galleguistas), su admisión fue denegada. Fue entonces cuando escribió y publicó —en mayo de 1935— Mi pecado mortal. El voto femenino y yo, todo un testimonio personal de sus luchas parlamentarias.

El exilio

Al estallar la guerra civil se exilió y en 1937 publicó en París La revolución española vista por una republicana, donde narró su experiencia en Madrid, mostrándose muy crítica con el comportamiento de los republicanos. Vivió una década en Buenos Aires donde se ganó la vida traduciendo, dando conferencias y escribiendo biografías (Concepción Arenal, Sor Juana Inés de la Cruz, Quevedo). Intentó regresar a España a fines de la década de 1940, pero desistió al conocer la noticia de que estaba procesada por su pertenencia a una logia masónica.
En 1955 se instaló en Lausana (Suiza) donde trabajó en un bufete de abogados hasta que perdió la vista. Murió de cáncer en abril de 1972. Sus restos mortales fueron traslados algunos años después de su muerte al cementerio de Polloe en San Sebastián (Guipúzcoa), y se conservan en el panteón de la familia Monsó Riu por ser Clara madrina de la familia.

Memoria histórica

Tras la Transición se llevaron a cabo homenajes y reconocimientos que fueron valorados como escasos por organizaciones pro igualdad de la mujer. Sin embargo, diversos institutos, colegios, centros culturales, asociaciones de mujeres, parques y calles recibieron su nombre.
En 1998 la Secretaría de Igualdad del PSOE andaluz instituyó los Premios Clara Campoamor que reconocen anualmente, uno por provincia y uno especial, a aquellas personalidades o colectivos que se hayan significado en la defensa de la igualdad de la mujer.
Del mismo modo, el Ayuntamiento de Madrid creó en 2006 un premio con su nombre, que en su primera edición fue entregado a la abogada y feminista María Telo Núñez.
En 2006, 75º aniversario de la aprobación del sufragio femenino en España, diversos colectivos promovieron una campaña para pedir el reconocimiento por parte del Congreso de los Diputados de sus aportaciones con la colocación de un busto en sus instalaciones. En noviembre de aquel mismo año, el PSOE presentó una proposición-no-de-ley solicitando al Gobierno del mismo partido que las políticas de igualdad tuvieran también su reflejo en la acuñación del euro. La figura femenina elegida para que apareciera en las futuras monedas de euro fue la de Clara Campoamor, por ser la principal defensora del voto femenino en la Segunda República, proposición que finalmente fue aprobada el 12 de junio de 2007, por el Pleno del Congreso, con el apoyo de todos los grupos parlamentarios salvo el PP, que se abstuvo.
En 2007, el Ministerio de Fomento botó el Buque Polivalente B-32 "Clara Campoamor", bautizado en su honor y operado por la Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima.
En 2011, con motivo del centenario del Día Internacional de la Mujer, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre acuñó una moneda conmemorativa en plata con valor facial de 20 euros que muestra la efigie de Clara Campoamor.

  Tráiler de Clara Campoamor, la mujer olvidada.


Biografía extraída de Wikipedia



lunes, 23 de marzo de 2015

Virginia Woolf



Adeline Virginia Woolf (Stephen de soltera) (Londres, 25 de enero de 1882 – Lewes, Sussex, 28 de marzo de 1941) fue una novelista, ensayista, escritora de cartas, editora, feminista y escritora de cuentos británica, considerada como una de las más destacadas figuras del modernismo literario del siglo XX.
Durante el período de entreguerras, Woolf fue una figura significativa en la sociedad literaria de Londres y un miembro del grupo de Bloomsbury. Sus obras más famosas incluyen las novelas La señora Dalloway (1925), Al faro (1927), Orlando: una biografía (1928), Las olas (1931), y su largo ensayo Una habitación propia (1929), con su famosa sentencia «Una mujer debe tener dinero y una habitación propia si va a escribir ficción». Fue redescubierta durante la década de 1970, gracias a este ensayo, uno de los textos más citados del movimiento feminista, que expone las dificultades de las mujeres para consagrarse a la escritura en un mundo dominado por los hombres.
La joven Virginia fue educada por sus padres en su literario y bien relacionado hogar del número 22 de Hyde Park Gate, Kensington. Asiduos visitantes al domicilio de los Stephen fueron, por ejemplo, Alfred Tennyson, Thomas Hardy, Henry James y Edwuard Burne-Jones. Aunque no fue a la escuela, Woolf recibió clases de profesores particulares y de su padre. La eminencia de Sir Leslie Stephen como editor, crítico y biógrafo, y su relación con William Thackeray (era el viudo de la hija menor de Thackeray), significaba que sus hijos fueron criados en un entorno lleno de las influencias de la sociedad literaria victoriana. Henry James, George Henry Lewes, Julia Margaret Cameron (tía de Julia Stephen) y James Russell Lowell, que fue el padrino honorífico de Virginia, estaban entre los visitantes de la casa. Julia Stephen estaba igualmente bien relacionada. Además, acompañando a estas influencias, estaba la inmensa biblioteca en la casa de los Stephen, de la que Virginia y Vanessa (a diferencia de sus hermanos, que recibieron una educación formal) aprendieron los clásicos y la literatura inglesa.
Pronto padeció Virginia la primera de sus depresiones, con la repentina muerte de su madre, el 5 de mayo de 1895, cuando Virginia tenía trece años de edad, y la de su medio hermana Stella dos años después, quien había tomado las riendas del hogar familiar tras la muerte de Julia Stephen.
La muerte de su padre por cáncer en 1904 provocó un ataque alarmante y fue brevemente ingresada. Sus crisis nerviosas y posteriores períodos recurrentes de depresión, los modernos eruditos (incluido su sobrino y biógrafo, Quentin Bell) han sugerido, estuvieron también influidos por los abusos deshonestos que ella y su hermana Vanessa padecieron a manos de sus medio hermanos George y Gerald Duckworth y se cree que contribuyeron al problema psicológico que sufrió la autora, un trastorno bipolar.

Bloomsbury

Después de la muerte de su padre, y segunda crisis nerviosa de Virginia, Vanessa y Adrian vendieron el número 22 de Hyde Park Gate y compraron una casa en el número 46 de Gordon Square en Bloomsbury. Se estableció con su hermana Vanessa –pintora que se casaría con el crítico Clive Bell– y sus dos hermanos en el barrio londinense de Bloomsbury, que se convirtió en centro de reunión de antiguos compañeros universitarios de su hermano mayor, entre los que figuraban intelectuales de la talla del escritor E. M. Forster, el economista J. M. Keynes y los filósofos Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein, y que sería conocido como el grupo o círculo de Bloomsbury. Tras estudios en King's College de Cambridge, y King's College de Londres, Woolf conoció a Lytton Strachey, Clive Bell, Rupert Brooke, Saxon Sydney-Turner, Duncan Grant y Leonard Woolf, con quien contrajo matrimonio en 1912.

Los dos colaboraron profesionalmente, fundando juntos en 1917 la célebre editorial Hogarth Press, que editó la obra de la propia Virginia y la de otros relevantes escritores, como Katherine Mansfield, T. S. Eliot, Sigmund Freud, Laurens van der Post y otros. La ética del grupo de Bloomsbury estaba en contra de la exclusividad sexual, y en 1922, Virginia conoció a la escritora y jardinera Vita Sackville-West, esposa de Harold Nicolson. Después de un comienzo tentativo, comenzaron una relación sexual que duró la mayor parte de los años veinte.En 1928, Woolf regaló a Sackville-West la obra Orlando, una biografía fantástica en la que la vida del héroe epónimo abarca tres siglos y ambos sexos. Nigel Nicolson, hijo de Vita Sackville-West, la consideró «la carta de amor más larga y encantadora en la historia de la literatura». Después de que acabara su romance, las dos mujeres siguieron siendo amigas hasta la muerte de Woolf en 1941.


Feminismo

Escribió una serie de ensayos que giraban en torno de la condición de la mujer, en los que resaltó la construcción social de la identidad femenina y reivindicó el papel de la mujer escritora. En Una habitación propia revela la evolución de su pensamiento feministaAsimismo, junto a E. M. Foster, llegó a escribir una carta a varios periódicos ingleses sobre el efecto que la censura tenía sobre el ánimo de los escritores, a raíz del intento del Sunday Express de condenar la novela de temática lésbica El pozo de la soledad (The Well of Loneliness, en inglés), de Hall.
Woolf siguió publicando novelas y ensayos como una intelectual pública con éxito tanto de crítica como de público. Gran parte de su obra la publicó a través de la Hogarth Press. Ha sido saludada como una de las grandes novelistas del siglo XX y una de las más destacadas modernistas.
Woolf está considerada una de las grandes renovadoras del idioma inglés. En sus obras ella experimentó con la corriente de pensamiento y lo psicológico subyacente así como los motivos emocionales de los personajes. La reputación de Woolf declinó profundamente después de la Segunda Guerra Mundial, pero su eminencia fue restablecida con el auge de la crítica feminista en los años setenta.


Virginia Woolf caracterizada por Nicole Kidman en Las Horas, papel con el que consiguió el Óscar a la Mejor Actriz.


Biografía extraída de Wikipedia


miércoles, 18 de marzo de 2015

Isadora Duncan


Angela Isadora Duncan, conocida como Isadora Duncan (San Francisco, 27 de mayo de 1877 - Niza, 14 de septiembre de 1927) fue una bailarina y coreógrafa estadounidense, considerada por muchos como la creadora de la danza moderna.


Nació en San Francisco, Estados Unidos. Su padre Joseph, abandonó la familia cuando Isadora era aún muy pequeña, siendo posteriormente acusado de fraude bancario, y encarcelado. Esto creó en el hogar de los Duncan una difícil situación de penuria económica, hecho que influyó al parecer en el alejamiento de la familia de la fe católica que habían profesado (Isadora se declaró varias veces durante su vida como «atea convencida»). Isadora Duncan abandonó la escuela a la edad de diez años y comenzó junto con su hermana Isabel a impartir clases de danza a otros niños de su barrio, mientras su madre, Dora, daba lecciones de piano para sustentar a la familia y se encargaba de la educación de sus hijos. 
De acuerdo con sus biógrafos, Isadora era una niña solitaria y retraída que solía jugar en la playa mientras observaba el mar. Su fascinación por el movimiento de las olas sería el germen de su arte en los años posteriores. La niña Isadora imaginaba entonces movimientos de manos y pies que acompañaban a las olas de la bahía de San Francisco, y que serían el origen de su peculiar estilo en la Danza. La influencia del mar y sus juegos infantiles se recogen en su Autobiografía, publicada en 1927. Cuando Isadora llegó a la adolescencia, la familia se mudó a Chicago, donde Duncan estudió danza clásica. La familia perdió todas sus posesiones en un incendio, y se trasladó nuevamente, esta vez a Nueva York, donde Duncan ingresa en la compañía de teatro del dramaturgo Augustin Daly.
En los albores del siglo Isadora convence a su madre y a su hermana para que la familia emigre a Europa. Es irónico pensar que por aquel entonces media Europa intentaba emigrar a los Estados Unidos para alejarse de la penuria económica y encontrar un futuro mejor, pero aun así las Duncan parten en 1900 y se asientan en Londres inicialmente, y posteriormente en la Ciudad Luz.

Expresionismo y danza


Durante su etapa londinense Isadora, siempre inquieta y autodidacta, pasa largas horas en el Museo Británico. Le fascinan las expresiones artísticas de la Grecia clásica, y muy especialmente los vasos decorados con figuras danzantes. De ellas adoptará algunos elementos característicos de su danza, tales como inclinar la cabeza hacia atrás como las bacantes. Es en esta época cuando comienza a consolidarse el estilo único de Isadora. Se trata de una danza muy alejada de los patrones clásicos conocidos hasta entonces, incorporando puestas en escena y movimientos que tenían más que ver con una visión filosófica de la vida ligada quizá al expresionismo (línea de pensamiento artístico incipiente por aquella época), y por tanto a una búsqueda de la esencia del arte que solo puede proceder del interior. Isadora era plenamente consciente de que su estilo suponía una ruptura radical con la danza clásica, y en este sentido se veía a si misma como una revolucionaria precursora en un contexto artístico de revisión generalizada de los valores antiguos. Al mismo tiempo que su estilo se iba consolidando, Isadora estudiaba en profundidad la danza y la literatura antiguas a través de los museos, particularmente el Louvre de París, la National Gallery de Londres y el Museo Rodin.
Los temas de las danzas de Isadora eran clásicos, frecuentemente relacionados con la muerte o el dolor, pero en oposición a los asuntos de la danza clásica conocida hasta entonces, que giraban en torno a héroes, duendes y trasgos. Su puesta en escena era también revolucionaria, y en cierto sentido minimalista: apenas algunos tejidos de color azul celeste en lugar de los aparatosos decorados de los montajes conocidos hasta entonces y una túnica vaporosa que dejaba adivinar el cuerpo y entrever las piernas desnudas y los pies descalzos, frente a los vestidos de tutú, zapatillas de punta y medias rosadas de rigor en el ballet clásico. Isadora bailaba sin maquillaje y con el cabello suelto, mientras que lo habitual en aquella época era maquillarse a conciencia y recogerse el pelo en un moño o coleta. Es comprensible que el estilo de Isadora chocase en un principio al público del momento, acostumbrado al lenguaje de la danza clásica. Isadora hubo de aguantar abucheos e interrupciones de diversa índole en sus sesiones de danza durante algún tiempo, siendo notable en este sentido la polémica que se desató durante una gira por América del Sur en 1916.

En Argentina

Llegó a Buenos Aires por primera vez en 1916. La bailarina californiana tenía en ese momento 38 años y su fama y su éxito habían alcanzado, particularmente en Europa, alturas extraordinarias. Pero el golpe atroz que había representado para ella la muerte en 1913 de sus dos pequeños hijos en un accidente de auto cerca de París, alteró su vida de una manera definitiva. Las extravagancias de Isadora —que incluían una despreocupación completa por el dinero, lo tuviera o no— se volvieron más acusadas y lo mismo ocurrió con su desinterés por las convencionales sociales.
El barco que la traía desde Río de Janeiro atracó en Buenos Aires a principios de julio e Isadora se encontró con una primera dificultad: las cortinas y alfombras que acompañaban sus recitales no habían llegado y tuvo que encargar otras nuevas porque la primera presentación estaba programada para pocos días más tarde. El costo era aproximadamente de 4000 dóla res y como no tenía efectivo para afrontar este gasto inesperado, arregló pagar a crédito. Las partituras orquestales de sus programas también estaban en viaje desde Francia, pero fue fácil reemplazarlas gracias a la ayuda del director del Conservatorio de Buenos Aires, que prestó las partituras de la biblioteca de la institución.
A pesar de que disponía de poco dinero Isadora se alojó en el Plaza Hotel y mientras se preparaba para sus conciertos comenzó a recorrer la ciudad. Su biógrafa, la estadounidense Frederika Blair, cuenta que visitó no sólo los barrios elegantes "sino también La Boca, centro de la rutilante vida nocturna de la ciudad (sic)".
Los espectadores de su primer concierto, el 12 de julio, recibieron las danzas de Isadora un tanto fríamente. El público porteño estaba acostumbrado al lenguaje del ballet, aun en sus formas renovadoras —Vaslav Nijinsky con los Ballets Russes se habían presentado en el Teatro Colón tres años antes con un éxito colosal— y encontró pobre y limitada la técnica de Isadora. La víspera del segundo concierto fue con un grupo de amigos a un club nocturno y allí, impulsada por la excitación del momento, se lanzó a bailar el himno nacional. Al día siguiente el gerente del Coliseo adujo que ella había faltado al contrato con él al ofrecer esa actuación imprevista y amenazó con anular el próximo concierto. Fue necesario todo el tacto de Dumesnil, director musical de la gira, para que el gerente volviera atrás en su decisión.
Sin embargo, otras dificultades se avecinaban. Isadora quería dedicar a Wagner su tercer programa y su director musical, que era francés, se negó a cooperar. Dumesnil tenía una licencia del ejército de su país y consideró que provocaría censuras si en tiempo de guerra participaba en un programa con obras de un compositor alemán. Pero, aunque consiguieron otro director, el programa wagneriano alejó a muchos de los admiradores de Isadora, del mismo modo que los pro alemanes se habían visto afectados por su interpretación de La Marsellesa.
Durante el concierto, algunos de los espectadores comenzaron a hablar en voz alta. Isadora dejó entonces de bailar y se dirigió a ellos de una manera airada, diciendo que ya le habían advertido que los sudamericanos no entendían nada de arte: "Vous n´étes que de Négres" ("no son más que negros"), los increpó, usando una forma —négres—, muy despectiva. Este acontecimiento determinó que el administrador cancelara las funciones restantes. Antes de partir para Montevideo, Isadora tuvo que dejar su abrigo de armiño y sus pendientes de esmeraldas como garantía del pago del hotel, pago que no podía efectuar. La piel y las joyas habían sido regalos de su ex amante Paris Singer, un hombre extraordinariamente rico, heredero del imperio Singer de las máquinas de coser, y que había financiado muchas de las aventuras artísticas de Isadora.

En Rusia

Simpatizó con la revolución social y política en la nueva Unión Soviética por lo que en 1922 se trasladó a Moscú. Su fama internacional llamó la atención y dio la bienvenida a la efervescencia artística y cultural del nuevo régimen. El fracaso del gobierno ruso para que cumpliera las promesas extravagantes de apoyo para el trabajo de Duncan, junto con las condiciones espartanas de vida del país la enviaron de vuelta a Occidente en 1924.


 Fragmento de Isadora (1968) donde podemos apreciar la técnica creada por la bailarina.

Vida privada

Isadora Duncan tuvo una vida íntima tan poco convencional como la expresión de su arte, y vivió siempre al margen de la moral y las costumbres tradicionales. Se casó con el poeta ruso Serguéi Esenin, 17 años más joven que ella. Esenin la acompañó en un viaje por Europa, pero el carácter violento de éste y su adicción al alcohol dieron al traste con el matrimonio. Al año siguiente Esenin regresó a Moscú, donde sufrió una profunda crisis a raíz de la cual fue ingresado en una institución mental. Se suicidó poco tiempo después (28 de diciembre de 1925), aunque se ha especulado con la posibilidad de que fuese asesinado. Isadora eligió ser madre soltera, y tuvo dos hijos. Aunque no quiso revelar el nombre de los padres se sabe que fueron del diseñador teatral Gordon Craig y de Paris Singer, hijo del magnate de las máquinas de coser Isaac Merritt Singer. La vida privada de Isadora no estuvo nunca exenta de escándalos, ni tampoco de tragedias. La más espantosa fue ciertamente la muerte de sus dos hijos Deirdre y Patrick, que se ahogaron en un accidente en el río Sena en París, en 1913, al caer al agua el automóvil en el que viajaban junto a su nodriza.
Isadora Duncan era bisexual, y mantuvo relaciones con algunas mujeres conocidas de su época, tales como la poetisa Mercedes de Acosta o la escritora Natalie Barney. Se le atribuyeron muchos otros romances no confirmados con otras mujeres, tales como la actriz Eleonora Duse o Lina Poletti.
Hacia el final de su vida, la carrera de Isadora había empezado a declinar. Fueron para ella tiempos de serios problemas financieros y diversos escándalos sentimentales, acompañados por algunos episodios de embriaguez pública. Todo esto la fue alejando de sus amigos y su público, y finalmente de su propio arte. Isadora vivió aquellos años finales entre París y la costa del Mediterráneo, dejando deudas considerables en hoteles o pasando cortos períodos en apartamentos alquilados. Algunos de sus amigos trataron de convencerla para que escribiese su autobiografía, con la esperanza de aliviar un poco su ya preocupante situación económica. Uno de estos amigos fue el escritor Sewell Stokes, quien conoció a Isadora en sus últimos años, cuando ya estaba prácticamente sola y arruinada. Stokes escribió posteriormente un libro sobre la bailarina: Isadora, un retrato íntimo. La autobiografía de Isadora Duncan fue finalmente publicada en 1927.


Biografía extraída de Wikipedia.

sábado, 7 de marzo de 2015

Simone de Beauvoir


Simone de Beauvoir (París, 9 de enero de 1908-París, 14 de abril de 1986) fue una escritora, profesora y filósofa francesa. Escribió novelas, ensayos, biografías y monográficos sobre temas políticos, sociales y filosóficos. Su pensamiento se enmarca dentro del existencialismo y algunas obras, como El segundo sexo, se consideran elementos fundacionales del feminismo. Fue pareja del también filósofo Jean Paul Sartre.

Tras haber sido profesora agregada de filosofía en 1929, De Beauvoir, o más bien Castor –apodo que le dio su amigo Herbaud y que Sartre siguió usando, en un juego de palabras entre «Beauvoir» y beaver, en inglés– se preparó para ser profesora titular. Su primer destino fue Marsella: Sartre obtuvo a su vez un puesto en Le Havre en marzo 1931 y la perspectiva de separarse de él destrozó a De Beauvoir. Para que pudiesen ser nombrados en el mismo instituto, Sartre le propuso que se casasen. Pese a su amor profundo por él, ella se negó. 


El año siguiente, logró acercarse a Sartre al ser trasladada a Ruán, donde conoció a Colette Audry, que ejercía también de profesora en el mismo liceo. Bisexual, mantuvo relaciones amorosas con algunas de sus alumnas, entre ellas, Olga Kosakiewitcz y Bianca Bienenfeld: el pacto que la unió a Sartre le permitía conocer estos “amores contingentes”. También mantuvo una breve relación con un alumno de Sartre, apodado “el pequeño Bost”, futuro marido de Olga. Sartre también cortejó a la muchacha, sin conseguir conquistarla. Este grupo de amigos, que se llamaban entre ellos «la pequeña familia», permaneció unido hasta la muerte de sus miembros, pese a las tensiones ligeras o a los conflictos más serios que atravesaron. Poco antes de la Segunda Guerra Mundial, la pareja Sartre-De Beauvoir fue destinada a París. De 1936 a 1938, De Beauvoir enseñó en el liceo Molière, del que fue despedida tras haber entablado una relación amorosa con Bianca Bienenfeld, una de sus alumnas.
Las editoriales Gallimard y Grasset rechazaron su primera novela, Primaldad de lo espiritual, escrita entre 1935 y 1937, que se publicó tardíamente en 1979 con el título Cuando predomina lo espiritualLa Invitada se publicó en 1943; en esta novela, la escritora describía, mediante personajes ficticios, la relación entre Sartre, Olga y ella misma, a la vez que elaboraba una reflexión filosófica sobre la lucha entre las consciencias y las posibilidades de la reciprocidad. Fue un éxito editorial inmediato que la llevó a ser suspendida en junio de 1943 de la Educación Nacional, tras la presentación de una denuncia por incitación a la perversión de personas menores en diciembre de 1941 por la madre de Nathalie Sorokine, una de sus alumnas. Se la reintegró como profesora tras la Liberación; durante la Ocupación trabajó para la radio libre francesa («Radio Vichy»), donde organizó programas dedicados a la música.

Simone de beauvoir, Sartre y Ernesto "Che" Guevara
Con Sartre, Raymon Aron, Michel Leiris, Maurice Merleau-Ponty, Boris Vian y otros intelectuales franceses de izquierda, fue la fundadora de una revista, Les Temps Modernes, que pretendía difundir la corriente existencialista a través de la literatura contemporánea. De forma paralela, continuó sus producciones personales: tras la publicación de varios ensayos y novelas donde hablaba de su compromiso con el comunismo, el ateísmo y el existencialismo, consiguió independizarse económicamente y se dedicó plenamente a ser escritora. Viajó por numerosos países (EE. UU., China, Rusia, Cuba...) donde conoció a otras personalidades comunistas como Fidel Castro, Che Guevara, Mao Zedong o Richard Wright. En los Estados Unidos, entabló una relación pasional con el escritor americano Nelson Algren con quien mantuvo una intensa relación epistolar, llegando a intercambiar unas trescientas cartas.
Su consagrión literaria tuvo lugar el año 1949: la publicación de El segundo sexo, del que se vendieron más de veintidós mil ejemplares en la primera semana, causó escándalo y fue objeto de animados debates literarios y filosóficos. El Vaticano, por ejemplo, se mostró contrario al ensayo. François Mauriac, que siempre tuvo animosidad hacia la pareja, publicó en Les Temps Modernes un editorial que creó polémica al afirmar: «ahora, lo sé todo sobre la vagina de vuestra jefa». El segundo sexo se tradujo a varios idiomas: en los Estados Unidos, se vendieron un millón de ejemplares, y se convirtió en el marco teórico esencial para las reflexiones de las fundadoras del movimiento de liberación de la mujer. Simone de  Beauvoir se convirtió en precursora del movimiento feminista al describir a una sociedad en la que se relega a la mujer a una situación de inferioridad. Su análisis de la condición femenina, en ruptura con las creencias existencialistas, se apoya en los mitos, las civilizaciones, las religiones, la anatomía y las tradiciones. Este análisis desató un escándalo, en particular el capítulo dedicado a la maternidad y al aborto, entonces equiparado al homicidio. Describía el matrimonio como una institución burguesa repugnante, similar a la prostitución en la que la mujer depende económicamente de su marido y no tiene posibilidad de independizarse.
Los Mandarines, publicado el 1945, marcó el reconocimiento de sus talento literario por la comunidad intelectual: se le otorgó por esta novela el prestigioso Premio Goncourt. De Beauvoir era por entonces una de las escritoras con más audiencia a nivel mundial. En esta novela, que trata de la posguerra, expuso su relación con Nelson Algren, aunque siempre a través de personajes ficticios. Algren, celoso, ya no aguantaba más la relación que unía a De Beauvoir y Sartre: la ruptura entre ella y Algren demostró la fuerza del lazo que unía a los dos filósofos, y la de su pacto. Posteriormente, de julio de 1952 a 1959, De Beauvoir vivió con Claude Lanzmann.
A partir de 1958, emprendió la escritura de su autobiografía, en la que describe el mundo burgués en el que creció, sus prejuicios, sus tradiciones degradantes y los esfuerzos que llevó a cabo para deshacerse de ellos pese a su condición de mujer. También relata su relación con Sartre, que calificó de éxito total. Pese a todo y a la fuerza del lazo pasional que aún los unía, ya no eran una pareja en el sentido sexual, aunque De Beauvoir se lo hiciese creer a sus lectores.
En 1964, publicó Una muerte muy dulce, que relata la muerte de su madre: Sartre consideró siempre que éste fue el mejor escrito de De Beauvoir. La eutonasia o el luto forman el núcleo de este relato cargado de emoción. A lo largo de su luto, a la escritora le acompaña una muchacha que conoció entonces: Sylvie Le Bon, estudiante en filosofía. La relación que unió a las dos mujeres era ambigua: madre-hija, de amistad o de amor. En su cuarto escrito autobiográfico, Final de cuentas, De Beauvoir declaraba que compartió con Sylvie el mismo tipo de relación que la unió, cincuenta años antes, a su mejor amiga Zaza. Sylvie Le Bon fue adoptada oficialmente como hija por la escritora, y se la nombró heredera de su obra literaria y de sus bienes.

Feminismo

Simone de Beauvoir denunció la educación que se les daba a las niñas inculcándoles los valores de la maternidad y haciéndoles ver que era la manera femenina de realizarse como personas. Señaló también que el verdadero problema radicaba en que la «trampa» de la maternidad estaba envuelta en la sociedad patriarcal dentro de una «trampa» más amplia, la del matrimonio y la familia.
Percibió la enorme desigualdad que sufrían las mujeres de su época y que esta desigualdad era pasiva y nadie le prestaba la suficiente atención. Desenmascaró muchos tabúes y significados escondidos detrás de acciones cotidianas que realizaban las mujeres.
La actividad de Simone de Beauvoir fue, junto con la Gisèle Halimi y Elisabeth Badinter, central para obtener el reconocimiento de los maltratos sufridos por las mujeres durante la guerra de Argelia, así como para la obtención del derecho al aborto en Francia. Fue una de las redactoras del importantísimo Manifiesto de las 343, publicado en abril 1971 por la revista Le Nouvel Observateur. Con Gisèle Halimi, fundó también el movimiento Choisir, que tuvo un papel determinante en la legalización del aborto.

 Esta es una de las pocas entrevistas que Simone de Beauvoir concedió en televisión. En ella explica Por qué soy feminista y la teoría por la cual la mujer no nace, sino que se hace.



Biografía extraída de Wikipedia