domingo, 9 de agosto de 2015

Las 13 rosas


"Que mi nombre no se borre de la Historia"




Las Trece Rosas es el nombre colectivo que se le dio a un grupo de trece jóvenes, la mitad de ellas miembros de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), fusiladas por el régimen franquista en Madrid, el 5 de agosto de 1939, poco después de finalizar la Guerra Civil Española. Sus edades estaban comprendidas entre los 18 y los 29 años. Las Trece Rosas fueron Carmen Barrero Aguado, Martina Barroso García, Blanca Brisac Vázquez, Pilar Bueno Ibáñez, Julia Conesa Conesa, Adelina García Casillas, Elena Gil Olaya, Virtudes González García, Ana López Gallego, Joaquina López Laffite, Dionisia Manzanero Salas, Victoria Muñoz García y Luisa Rodríguez de la Fuente. En realidad las mujeres fusiladas fueron catorce, porque a las anteriores debe sumarse Antonia Torres, cuyo fusilamiento se ejecutó el 19 de febrero de 1940.

Tras la ocupación de Madrid por el ejército franquista y el fin de la guerra, las Juventudes Socialistas Unificadas intentaron reorganizarse clandestinamente bajo la dirección de José Pena Brea, de 21 años. Los dirigentes del PCE y las JSU habían abandonado España, dejando la organización en manos de militantes poco significativos, los cuales esperaban pasar más desapercibidos. José Pena, secretario general del comité provincial de las JSU, fue detenido por una delación y obligado a dar, mediante torturas, todos los nombres que sabía y firmar una declaración preparada.

Roberto Conesa, policía infiltrado en la organización, colaboró también en la caída de la organización (Conesa fue posteriormente comisario de la Brigada Político-Social franquista y ocupó un cargo importante en la policía durante los primeros años de la democracia). La práctica totalidad de la organización clandestina cayó de este modo, sin apenas posibilidad de reorganización. La mayor parte de los detenidos aún no había tenido tiempo de integrarse en la organización clandestina o apenas acababan de hacerlo. A la captura de los militantes ayudó el hecho de que los ficheros de militantes del PCE y las JSU no habían podido ser destruidos, debido al golpe de Estado del coronel Casado, y fueron requisados por los militares franquistas al ocupar Madrid. Entre los detenidos se hallaban «Las Trece Rosas», que fueron detenidas y conducidas primero a instalaciones policiales, donde fueron torturadas, y después a la cárcel de mujeres de Ventas, construida para 450 personas en la que se hacinaban unas 4000.

Historia


El 27 de julio de 1939 tuvo lugar un atentado contra el coche donde viajaba el comandante Isaac Gabaldón, acompañado de su hija y el chófer, cuando circulaba por la carretera de Extremadura cerca de Talavera de la Reina. El comandante Gabaldón, que murió en el atentado, era un antiguo miembro de la «quinta columna» de Madrid y en aquel momento desempeñaba un cargo importante en el aparato represivo franquista pues estaba encargado del «Archivo de la masonería y el comunismo» que suministraba documentación a los fiscales militares en los consejos de guerra contra los partidarios de la República, de ahí que el régimen interpretara su muerte como un «desafío de un adversario al que creía totalmente aniquilado, y decidió castigar a los verdaderos o supuestos responsables de un modo ejemplar». Aunque todo parecía indicar que había sido obra de algún grupo de antiguos soldados de la República, o de huidos —no era la primera vez que se producía un atentado contra un vehículo en marcha en los alrededores de Madrid—, el régimen lo atribuyó a una supuesta red comunista de grandes dimensiones. La hija de 18 años y el chófer también murieron en el atentado.

Un primer consejo de guerra sumarísimo se celebró el 4 de agosto en Madrid, resultando condenados a muerte 65 de los 67 acusados, todos ellos miembros de las JSU, siendo fusilados al día siguiente 63. El 7 de agosto fueron fusilados un número indeterminado de hombres condenados en otro juicio, y pocos días más tarde fueron condenadas 24 personas más —fueron fusiladas 21, salvándose tres jóvenes «porque el régimen había empezado a temer que el caso pudiera crear un eco desfavorable para la nueva España en el extranjero»—. Entre los primeros 63 ejecutados se encontraban trece mujeres jóvenes, que serían conocidas como «Las trece rosas».

Según otras fuentes,el primer Consejo de Guerra se celebró el 3 de agosto (expediente 30.426) y en él fueron juzgados 57 miembros de las JSU, de los cuales 14 eran mujeres. Entre los acusados se encontraban los tres asesinos de Gabaldón, mientras que la mayoría del resto habían sido detenidos antes del atentado. En el juicio se dictaron 56 penas de muerte, librándose sólo una de las mujeres. Los acusados que no habían participado directamente en el atentado contra Gabaldón fueron acusados de reorganizar las JSU y el PCE para cometer actos delictivos contra el «orden social y jurídico de la nueva España», y condenados, por «adhesión a la rebelión». La mayoría de las ejecuciones (incluyendo las de "las Trece Rosas") tuvieron lugar en la madrugada del 5 de agosto de 1939, junto a la tapia del cementerio de la Almudena de Madrid, a 2 km de la prisión de Las Ventas. Al día siguiente fueron fusilados los autores materiales del atentado.
Nueve de las jóvenes fusiladas eran en el momento de su muerte menores de edad, ya que la mayoría de edad estaba establecida en 21 años.

Los fusilamientos saltaron más tarde a la prensa internacional cuando se conoció que entre los primeros 63 ejecutados se encontraban trece mujeres jóvenes. Una hija de madame Curie promovió una campaña de protesta en París por las «las trece rosas» que tuvo un gran impacto en Francia, a pesar de lo cual el régimen franquista no detuvo su espiral represiva —se estima que la mayoría de las 364 personas que fueron detenidas por el atentado contra el comandante Gabaldón fueron fusiladas—.

Las 13 rosas


Carmen Barrero Aguado (20 años, modista). Trabajaba desde los 12 años, tras la muerte de su padre, para ayudar a mantener a su familia, que contaba con 8 hermanos más, 4 menores que ella. Militante del PCE, tras la guerra, fue la responsable femenina del partido en Madrid. Fue detenida el 16 de mayo de 1939.

Martina Barroso García (24 años, modista). Al acabar la guerra empezó a participar en la organización de las JSU de Chamartín. Iba al abandonado frente de la Ciudad Universitaria a buscar armas y municiones (lo que estaba prohibido). Se conservan algunas de las cartas originales que escribió a su novio y a su familia desde la prisión.

Blanca Brisac Vázquez (29 años, pianista). La mayor de las trece. Tenía un hijo. No tenía ninguna militancia política. Era católica y votante de derechas. Fue detenida por relacionarse con un músico perteneciente al Partido Comunista. Escribió una carta a su hijo la madrugada del 5 de agosto de 1939, que le fue entregada por su familia (todos de derechas) 16 años después. La carta aún se conserva.

Pilar Bueno Ibáñez (27 años, modista). Al iniciarse la guerra se afilió al PCE y trabajó como voluntaria en las casas-cuna (donde se recogía a huérfanos y a hijos de milicianos que iban al frente). Fue nombrada secretaria de organización del radio Norte. Al acabar la guerra se encargó de la reorganización del PCE en ocho sectores de Madrid. Fue detenida el 16 de mayo de 1939.

Julia Conesa Conesa (19 años, modista). Nacida en Oviedo. Vivía en Madrid con su madre y sus dos hermanas. Se afilió a las JSU por las instalaciones deportivas que presentaban a finales de 1937 donde se ocupó de la monitorización de estas. Pronto se empleó como cobradora de tranvías, ya que su familia necesitaba dinero, y dejó el contacto con las JSU. Fue detenida en mayo de 1939 siendo denunciada por un compañero de su "novio". La detuvieron cosiendo en su casa. Dijo antes de morir : "Que mi nombre no se borre en la historia".

Adelina García Casillas (19 años, activista). Militante de las JSU. Hija de un guardia civil. Le mandaron una carta a su casa afirmando que sólo querían hacerle un interrogatorio ordinario. Se presentó de manera voluntaria, pero no regresó a su casa. Ingresó en prisión el 18 de mayo de 1939.

Elena Gil Olaya (20 años, activista). Ingresó en las JSU en 1937. Al acabar la guerra comenzó a trabajar en el grupo de Chamartín.

Virtudes González García (18 años, modista). Amiga de María del Carmen Cuesta (15 años, perteneciente a las JSU y superviviente de la prisión de Ventas). En 1936 se afilió a las JSU, donde conoció a Vicente Ollero, que terminó siendo su novio. Fue detenida el 16 de mayo de 1939 denunciada por un compañero suyo bajo (se dice) tortura.

Ana López Gallego (21 años, modista). Militante de las JSU. Fue secretaria del radio de Chamartín durante la Guerra. Su novio, que también era comunista, le propuso irse a Francia, pero ella decidió quedarse con sus tres hermanos menores en Madrid. Fue detenida el 16 de mayo, pero no fue llevada a la cárcel de Ventas hasta el 6 de junio. Se cuenta que no murió en la primera descarga y que preguntó "¿Es que a mí no me matan?".

Joaquina López Laffite (23 años, secretaria). En septiembre de 1936 se afilió a las JSU. Se le encomendó la secretaría femenina del Comité Provincial clandestino. Fue denunciada por Severino Rodríguez (número dos en las JSU). La detuvieron el 18 de abril de 1939 en su casa, junto a sus hermanos. La llevaron a un chalet. La acusaron de ser comunista, pero ignoraban el cargo que ostentaba. Joaquina reconoció su militancia durante la guerra, pero no la actual. No fue conducida a Ventas hasta el 3 de junio, a pesar de ser de las primeras detenidas.

Dionisia Manzanero Salas (20 años, modista). Se afilió al Partido Comunista en abril de 1938 después de que un obús matara a su hermana y a unos chicos que jugaban en un descampado. Al acabar la guerra fue el enlace entre los dirigentes comunistas en Madrid. Fue detenida el 16 de mayo de 1939.

Victoria Muñoz García (18 años, activista). Se afilió con 15 años a las JSU. Pertenecía al grupo de Chamartín. Era la hermana de Gregorio Muñoz, responsable militar del grupo del sector de Chamartin de la Rosa. Llegó a Ventas el 6 de junio de 1939.

Luisa Rodríguez de la Fuente (18 años, sastre). Entró en las JSU en 1937 sin ocupar ningún cargo. Le propusieron crear un grupo, pero no había convencido aun a nadie más que a su primo cuando la detuvieron. Reconoció su militancia durante la guerra, pero no la actual. En abril la trasladaron a Ventas, siendo la primera de las Trece Rosas en entrar en la prisión.



Documental "Del olvido a la memoria - Las 13 rosas" (parte 2)


Tráiler de la película "Las 13 rosas"


domingo, 2 de agosto de 2015

Chien-Shiung Wu, Madame Wu


Chien-Shiung Wu (Shanghai, República Popular China 31 de mayo de 1912 - 16 de febrero de 1997 Nueva York, Estados Unidos), fue una física estadounidense nacida en China experta en radioactividad.

Infancia y juventud


La revolución china estalló en 1911 y posibilitó la implantación de la República en el país asiático. En los primeros meses de vigencia del nuevo régimen político, todavía convivía un débil poder central, que tenía grandes dificultades para afirmar su autoridad, con los poderes territoriales, que eran detentados por señores feudales que conseguían imponer una legislación diferenciada en las diferentes regiones chinas.

En este confuso e inestable clima político, el padre de Chien-Shiung Wu creó una escuela para chicas en la que su hija pudo estudiar. Cada día Chien-Shiung Wu volvía a casa con un montón de libros que leía por las noches. Consiguió graduarse con brillantes calificaciones, fue la primera de su clase, siendo dos años más joven que el resto. El problema se produjo una vez concluidos sus estudios primarios. En la pequeña escuela local únicamente existían 4 grados, y en el pueblo donde su familia vivía no había ninguna otra escuela para chicas. Una notable diferencia entre la sociedad china y la occidental consistía en que las decisiones familiares las adoptaba la persona de mayor edad de la familia. Afortunadamente, esta persona resultó ser la abuela de Chien-Shiung Wu. A pesar de no haber ido a la escuela, era una mujer muy culta que había aprendido a leer en casa. Fue ella la que decidió que su nieta debía seguir estudiando en la mejor escuela posible, estuviese donde estuviese.


Chien-Shiung Wu se trasladó a Suchou donde cursó los estudios previos a la universidad. En 1930, con la amenaza de la invasión inminente de Japón, Chien-Shiung Wu y otros estudiantes encabezaron una manifestación que terminó con la ocupación de la mansión presidencial en Nanking para exigir el acceso de las mujeres a la universidad. En el verano de dicho año, Chien-Shiung Wu recibió una carta de aceptación de la universidad de Nanking. Consiguió licenciarse cuatro años más tarde. Concluidos sus estudios universitarios, durante un breve período de tiempo, impartió clases en una pequeña universidad de la misma ciudad. Pero su pasión por la física le hizo trasladarse a Shangai, donde comenzó su carrera de investigación. Aunque alcanzó reconocimiento por sus trabajos en cristalografía, su ambición científica le animó a emprender nuevas metas. Al no haber programas de doctorado en China, decidió seguir los pasos de su mentor y viajar a EEUU.

Estados Unidos y el doctorado


Chien-Shiung Wu llegó a EEUU en 1936, año en el que el gobierno estadounidense decidió financiar económicamente su programa de física para tratar de igualar el nivel europeo. Inició su doctorado bajo la dirección de Ernest O. Lawrence en el campo de la física nuclear. Sus extraordinarias facultades intelectuales la convirtieron en una experta en su campo, hasta tal punto que cuando Fermi y Oppenheimer comenzaron a investigar las diferentes formas posibles de obtener el plutonio, ella era la destinataria de sus consultas cuando la investigación se bloqueaba. No en vano, Opennheimer la apodó amistosamente “the authority”.

Cuando la II Guerra Mundial estalló y se formó el grupo para liderar el proyecto Manhattan (cuyo objetivo final era desarrollar la primera bomba atómica antes que la Alemania nazi), Chien-Shiung Wu fue excluida. Japón acababa de bombardear Pearl Harbor y la diferencia étnica entre chinos y japoneses no era evidente. Por este motivo, Chien-Shiung Wu tuvo que soportar, además del clásico y pertinaz machismo, un brote xenófobo. Fue una época muy dura en la que a Wu no le quedó más remedio que trabajar en un colegio mayor en Massachusetts, a pesar de que ella quería proseguir su trabajo de investigación. Afortunadamente, durante una conferencia en Boston coincidió con su antiguo director de tesis. Wu le confesó su descontento. El profesor Lawrence, asombrado de que un talento como ella no fuera contratada por ninguna universidad americana, la recomendó personalmente a la Universidad de Princeton. Posteriormente se trasladó a la Universidad de Columbia y ya le pidieron que participara en el proyecto Manhattan. Habían transcurrido 10 años desde su llegada al nuevo mundo: había logrado el reconocimiento científico, pero todavía se le negaba la posibilidad de ser University Professor (catedrático en EEUU).

Consultada por los científicos Lee y Yang, la científica china demostró en menos de un año que el principio de la paridad (una doctrina que no se cuestionaba) no se cumplía en la naturaleza. Lee y Yang recibieron el Nobel; ella quedó excluida.

Chien-Shiung Wu había realizado aportaciones relevantes en física nuclear, y era reconocida como una de las mejora físicas del país. Pero todo esto no era más que la punta del iceberg.

En 1956, dos científicos de Harvard, Lee y Yang, publicaron un artículo en el que cuestionaron teóricamente la simetría especular en la fuerza débil del núcleo atómico. La conservación de la paridad – que viene a decir que se conservan las propiedades de un sistema frente a una simetría especular- fue considerada como una doctrina en física durante décadas y la comunidad científica consideró la violación de esta doctrina como una aberración inaceptable. Incluso los propios autores no lo tenían del todo claro, y, en el caso de que el experimento fallara, tenían una teoría B que podría explicar el porqué. Por otro lado, nadie sabía cómo se podía comprobar experimentalmente la veracidad de esta teoría. Estos dos científicos contactaron con Chien-Shiung Wu. La científica china en menos de un año realizó experimentos que demostraron que, efectivamente, el principio de la paridad no se cumplía en la naturaleza. Dio una lección a todos los dinosaurios de la física de aquella época. En 1957 Lee y Yang recibieron el premio Nobel, pero de este reconocimiento honorífico quedó excluida Chien-Shiung Wu.

Tras la injusticia del Nobel siguió investigando, le otorgaron el resto de premios importantes, y fue la primera mujer en presidir la Sociedad Americana de Física.

Wu no se quejó en ningún momento de esta injusticia, prosiguió con sus investigaciones en otros campos de la física y aportó relevantes contribuciones a la medicina y la bioquímica. En todo caso, aunque no consiguió el Premio Nobel, logró finalmente que la nombraran Full Professor en 1958 y que le otorgaron el resto de los premios importantes en física durante 1960 y 1970. Entre otros, the Achievement Award from the American Association of University Women, Comstock Award from the National Academy of Sciences, the Chi-Tsin Achievement Award, Scientist of the Year Award, the Tom Bonner Prize in nuclear physics, the National Medal of Science, the Wolf Prize in physics, the Pupin Medal. Fue la primera mujer que presidió la Sociedad Americana de Física.